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martes, 15 de marzo de 2016

Bienvenido Huayra 3.2!!!

Ya está disponible para la descarga la versión 3.2 de Huayra GNU/Linux. Se trata de una nueva actualización de la versión 3 que apareciera allá por abril de 2015. Esta, en principio, es una muy buena noticia si consideramos los cambios bruscos que están ocurriendo en nación en el ámbito de Conectar Igualdad. Este lanzamiento representa una apuesta a la continuidad del Programa, quizás bajo otra órbita y con otro nombre.

La nueva versión presenta mejoras en los íconos y temas de ventanas entre otras más importantes. Seguramente encontraremos más estabilidad y seguridad, y podemos seguir disfrutando de todas sus virtudes técnicas y divulgando su filosofía.

Bienvenido Huayra 3.2, y esperamos pronto Huayra 4.0!!!! Pueden acceder a más información en http://www.conectarigualdad.gob.ar/noticia/actualizacion-de-huayra-llega-la-version-2942 y a la descarga en http://huayra.conectarigualdad.gob.ar/iso-sistema

Hasta la próxima.

lunes, 14 de marzo de 2016

Diálogo en el Laboratorio: Atalanta - 2° Parte

Como había prometido, acá está la segunda parte del cuento Atalanta.


Ya de vuelta y recostado en su habitación, Manuel repasaba en su mente la imagen de los ojos de Javier mirándolo, sabiendo que moriría, rogándole que lo salvara. Su malestar era profundo, esa angustia que se siente ante lo inevitable y desagradable lo carcomía desde adentro. El golpe suave y seco en la puerta de su habitación lo rescató de esa película desagradable.
-Adelante. –dijo Manuel con la voz apagada.
Al abrirse la puerta entró la Dra. Sandoval, que se sentó en la silla. La expresión de comprensión y apoyo que emanaba de sus ojos era la misma que la de una madre ante el hijo que perdió su juguete favorito.
-Fue horrible, lo más desagradable que vi en mi vida. –expresó Manuel mientras exhalaba toda su angustia en una respiración extendida.
-Lo sé –dijo la Dra. Sandoval- Por eso hay que terminar con esa aberración. En diez minutos servirán el almuerzo. Te espero allí, luego iremos al laboratorio a trabajar.
-Necesito ver todo el trabajo del Dr. Hammer para poder imaginar una solución a este problema. Pero quiero que sepan que si no podemos acabar con la Atalanta, yo mismo daré aviso a las fuerzas de seguridad para que ellos se encarguen.
La sonrisa de Laura, antes de salir de la habitación, le confirmó que había tomado una decisión correcta.
Luego del funerario almuerzo, que tuvo solo las palabras del Jefe Polinsky para recordar a Javier Feldman, Manuel y Laura se dirigieron al laboratorio 4 para analizar y estudiar toda la investigación del Dr. Hammer. Mientras tanto, el jefe Polinsky y Méndez se encargaban de vigilar que la mantis no fuera a dejar la isla, le proveían del alimento suficiente y trataban de mantener la menor actividad posible en la isla, para que no se sintiera amenazada.
Entre papeles e imágenes y documentos visibles en los monitores, Laura y Manuel comenzaron a intercambiar información personal.
-Así que estudiaste en la Universidad Complutense de Madrid. –dijo Manuel.
-Sí, allí me recibí, pero el doctorado lo hice en Harvard. ¿Y vos donde estudiaste?
-Cursé 4 años de Ingeniería Bioquímica en la Universidad de San Juan, en Argentina. Luego conseguí una beca para estudiar ingeniería genética en la Universidad de Burgos. Allí también realicé una especialización en Botánica Genética y la especialización en Control de Plagas en la Agricultura.
La conversación continuó profundizando en el ámbito personal. Descubrieron, no solo que tenían muchas cosas en común, sino también que ambos, por distintas razones, estaban solos en la vida.
Mientras tanto, Polinsky y Méndez discutían diferentes posibilidades. Incluso se comunicaron con el directorio del Laboratorio para informarles la situación y pedir órdenes a seguir. Por supuesto, la orden del directorio fue intentar destruir al animal sin “levantar la perdiz”, como suele decirse. El directorio estaba más preocupado por las consecuencias legales que sucederían si se hacía pública la existencia de tal animal. De todas formas, le dijeron al Jefe Polinsky que podía llamar en cualquier momento para lo que necesitara, y que, de requerir algún tipo de material, inmediatamente partiría un helicóptero hacia la isla.
Estaban (Polinsky y Méndez) tratando de encontrar la mejor estrategia de caza para poder acabar con la Atalanta, cuando entraron Laura y Manuel:
-¡Encontramos la forma de atrapar a la Atalanta! –dijo Manuel.
-Manuel se dio cuenta de un detalle que nosotros no habíamos tenido en cuenta, explícales. –agregó la Dra. Sandoval.
-Verán, resulta que la Atalanta no es “la”, es “el”. Esa mantis es macho y esa puede ser nuestra arma para atraparlo y matarlo.
-No entiendo. ¿Cómo?
-Podemos utilizar hormonas sexuales de mantis hembra para producir las feromonas que emite la hembra para atraer al macho, de esa forma podremos atraerlo. Antes no hemos podido atraparlo porque es él el que nos espera. La forma de caza de la mantis es muy similar a poner una trampa, y nosotros caíamos en ella. Con esta opción de las feromonas podríamos cambiar la situación. Él vendrá a nosotros y ahí lo mataremos.
Polinsky y Méndez se miraron con sorpresa por la idea. Luego reconocieron la posible efectividad de ponerla en práctica.
-¿Qué se necesita? –interrogó el Jefe Polinsky.
-Necesitamos producir una gran cantidad de feromonas.
-Eso podemos hacerlo acá. –agregó la Dra. Sandoval.
-Necesitamos algo más, que acá no podemos hacerlo. El Atalanta debe ver algo que parezca una mantis. Puede ser un modelo en madera, o en plástico, o en poliurertano inflado.
-Yo me encargo de eso, hablaré al directorio para que lo hagan lo antes posible. ¿Alguna característica en particular? –dijo Polinsky.
-Que sea del mismo verde que nuestra presa y de tamaño algo mayor.
Inmediatamente todos se pusieron a trabajar. El Jefe Polinsky informó que el directorio encargaría el modelo a una empresa de muñecos publicitarios.
Un día y medio después, llegó el helicóptero con el modelo de mantis. Inmediatamente lo llevaron al lugar que habían dispuesto para la trampa. Cuando el Atalanta se posara sobre el modelo, una gran red (de las utilizadas para la pesca) sostenida por duros caños de acero, caería sobre él; al estilo de las típicas trampas para ratones, como las que usaba Tom para tratar de atrapar a Jerry. Una vez atrapado, Méndez caminaría sobre la espalda del animal, sostenido por unos arneses por si los movimientos de Atalanta lo desequilibraban, y cortaría la cabeza con una sierra eléctrica.
Una vez dispuesto el modelo y asegurada la trampa, se rociaron las feromonas sobre el modelo y cada uno ocupó su lugar, bien oculto. No hubo que esperar mucho tiempo hasta que apareció el Atalanta volando y posándose sobre una palmera. Desde allí observó al modelo, movió reiteradamente sus antenas para detectar las feromonas, y luego se lanzó estrepitosamente sobre el modelo. En un movimiento fugaz, la trampa reaccionó y capturó al animal. Atalanta luchaba por liberarse, pero le era imposible. Sin embargo, los bruscos movimientos del animal no dejaban que Méndez pudiera subir por su espalda y terminar con la aberración. La situación se complicaba porque las fuertes patas delanteras habían comenzado a dañar la red y pronto se cortaría, permitiendo que Atalanta escapara.
Sin dudarlo, Manuel corrió hasta la camioneta en la que se habían movilizado hasta el lugar, y sacó un envase cilíndrico que contenía pesticida. Se acercó a Atalanta, estaba frente a frente con aquel animal que había terminado con la vida de Javier Feldman, con él como el testigo más fiel. Los tres pares de ojos simples de la bestia, lanzaban una mirada apuñaladora a los ojos de Manuel; podía sentirla como si fueran las patas delanteras atravesándolo. Sin mayor titubeo, abrió la válvula del recipiente y apuntó todo el chorro de pesticida a la boca de la mantis. El pesticida no mató al animal, pero fue suficiente para adormecerlo, situación que Méndez aprovechó para cortar la cabeza como se había planeado.
Pocos segundos después no había movimiento alguno. Atalanta se había convertido en un cuerpo inerte. El Jefe Polinsky mandó a quemar el cuerpo. También se destruirían todos los detalles de la investigación del Dr. Hammer referidos a cómo lograr ese monstruo. Manuel continuaría las investigaciones en el área de control de plagas en el Laboratorio.
Por la tarde noche, luego de haber terminado de destruir los últimos archivos de la investigación paralela del Dr. Hammer:
-Parece que nos veremos muy seguido, digo, como ahora trabajaré acá. –se dirigió Manuel a Laura.
-Sí, eso parece. –respondió Laura. –Podremos continuar la conversación del otro día.-agregó con una sonrisa.
-Te invito un café.

-Bien, vamos.

Licencia: Diálogo en el Laboratorio: Atalanta - 2° Parte por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. 
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domingo, 6 de marzo de 2016

¿Qué son las Ondas Gravitacionales?

I) Introducción

Estando en una reunión informal, un ex-alumno me preguntó “¿qué son las ondas gravitacionales?”. En esta entrada reproduciré las respuesta que le di, un poco más ampliada y ordenada. Sin embargo no entraré en detalles profundos y mucho menos en ecuaciones. El lector instruido en el tema puede notar que algunas cuestiones faltan de rigurosidad, perdida en virtud de dar una respuesta puramente cualitativa y lo más cotidiana posible. Espero que sea útil para todos aquellos que deseen saber algo de este tema.

II) El surgimiento de la relatividad

Hacia finales del 1.800 los científicos creían que todos los fenómenos y sucesos de la naturaleza, en todo el universo, estaban regidos por las mismas leyes. Es decir que desde el más minúsculo fenómeno hasta el más grande pensado podían describirse utilizando la misma estructura científica.
Pero a principios del 1.900, descubriría que habían dos áreas o campos de fenómenos que escapaban a las leyes conocidas, a saber:
-Los fenómenos del mundo atómico.
-Los fenómenos a grandes velocidades y/o bajo campos gravitatorios muy intensos.
El primer campo de estudio dio origen a la Mecánica Cuántica. El segundo a la Teoría de la Relatividad. Esta última, enunciada por Albert Einstein, fue formulada por él mismo en dos partes: Teoría Especial de la Relatividad y Teoría General de la Relatividad. La predicción de las ondas gravitacionales es una consecuencia de esta última.

III) El Espacio-Tiempo

Einstein intuyó y definió en su Teoría Especial de la Relatividad que el espacio y el tiempo constituyen una misma entidad, el espacio-tiempo. Eso significa que se comportan interdependientemente, que lo que le sucede a uno afecta al otro. Esta idea es muy difícil de entender y de aceptar, pues en la vida cotidiana, nuestra experiencia, nos dice todo lo contrario. Vemos esto con unos ejemplos.
Si una persona que se encuentra a nivel del mar moviéndose en un bar a velocidad constante mide la longitud de su pié demorándose, digamos, 75 segundos en hacerlo, y luego esa misma persona mide la longitud de su pié estando quieta en la cima del Everest demorando 120 segundos, habrá obtenido el mismo valor en ambos casos. Recordemos que la longitud horizontal es una de las tres dimensiones de nuestro espacio (las tres dimensiones son: alto, ancho y profundidad). Este experimento nos demuestra que la medición de la longitud del pié es independiente del movimiento, de la intensidad del campo gravitatorio y del tiempo que se tarde en hacerla. Un experimento similar nos demuestra que el tiempo es independiente del espacio.
Supongamos la misma persona que mide el tiempo que tarda una bola de villar en recorrer una mesita ratonera de un costado hacia el otro. En una primera instancia hace la experiencia sobre el barco que se mueve a velocidad constante sosteniendo el cronómetro a la altura de su cintura. Luego repite el experimento en la cima del Everest parado quieto, sosteniendo el cronómetro a la altura de su cabeza. En ambos casos medirá el mismo tiempo.
Ahora bien: ¿Por qué Einstein contradice nuestra experiencia cotidiana con su teoría? En realidad no la contradice. Lo que sucede que esa interdependencia que existe entre espacio y tiempo solo puede medirse cuando el fenómeno ocurre a muy alta velocidad (cercana a la velocidad de la luz) y/o cuando ocurre dentro de un campo gravitatorio muy intenso (como podría ser el de una estrella supermasiva o un agujero negro). Las velocidades a las que nos movemos usualmente y la intensidad del campo gravitatorio terrestre son muy bajas, por lo cual nosotros no podemos medir la interdependencia entre espacio y tiempo. Y es más, solo podemos tomar conciencia de esa interdependencia solo si comparamos mediciones hechas en condiciones diferentes.
Todo esto puede resultar un poco loco y difícil de entender, pero realmente es así. Llevando el experimento anterior a la relatividad deberíamos decir que una persona que mide la longitud de su pié a nivel del mar mientras viaja en un barco a velocidad constante demorándose unos 75 segundos, obtendrá un valor diferente que la medición de la longitud del mismo pie de esa persona realizada por otra que se encuentra quieta en la cima del Everest. Es decir que para el mismo pié tendríamos dos valores de longitud diferente.
No entraremos en detalles de experimentos reales que corroboran esta teoría, pero sepan que los hay. Veamos para que sirve esto de la interdependencia del espacio y el tiempo.

IV) La Curvatura del Espacio-tiempo

Al hablar del espacio una cuestión importante es conocer como es su geometría, repasemos un poco. Todos sabemos que dos rectas paralelas no se cortan, también sabemos que la suma de los ángulos interiores de un triángulo da 180° y que la división entre la longitud de una circunferencia y su diámetro da siempre el mismo número, el famoso “π”. Esto es lo que se conoce como Geometría de Euclides (este es quien la desarrolló) o geometría plana (se supone que el espacio tridimensional es una superposición infinita de planos uno arriba de otro).
Cuando Einstein aplicó la Teoría Especial de la Relatividad a la explicación del movimiento circular se encontró conque no se cumplía lo del número “π”. No vamos a entrar en detalles, tampoco los conozco todos, pero ese hecho sumado a otros lo llevó a preguntarse si realmente el espacio es plano. Dicho de otra forma: si la Geometría de Euclides es la que describe correctamente al espacio.
Albert, para los amigos, se planteó que sucedería si la geometría fuera otra, por ejemplo una geometría esférica. En una geometría de ese tipo, las paralelas si se cortan y la suma de los ángulos interiores de un triángulo puede dar más de 180° (por ejemplo 270°). Al aplicar este tipo de geometría a los problemas que imaginaba encontró que la misma era muy útil para hacer las descripciones de los fenómenos. Dicho con un vocabulario coloquial: “todo le cuadraba perfecto”.
Uno de los resultados que obtuvo es que la presencia de masa en un punto del espacio provoca que este se curve hacia el centro de esa masa. Una masa pequeña provoca una curvatura pequeña, una masa grande provoca una curvatura grande. Esa es la idea. Y si no hay masa, el espacio permanece plano. Una forma de decirlo sin tanto detalle pero que puede ser buena, es decir que la presencia de masa perturba el espacio-tiempo.
V) Recordando “Ondas”

Una onda es la propagación de energía a través del espacio o de un medio material, bajo ciertas características especiales. La principal característica es que esa energía se transmite en forma de oscilación. Esto significa que cuando atraviesa un medio material hace que las partículas de ese medio se muevan oscilatoriamente, o dicho coloquialmente, se muevan con un movimiento vibratorio, como la cuerda de una guitarra.
Sin entrar en detalles y tomando el ejemplo de la guitarra, podemos afirmar que para generar una onda se necesita una fuente que tenga o provoque un movimiento vibratorio. En el caso del sonido puede ser la cuerda de una guitarra, la membrana de un tambor, las cuerdas vocales de una persona, entre muchos otros. En el caso de ondas electromagnéticas, como la luz y las ondas de radio, lo que vibran son cargas eléctricas.
Inmediatamente aparece la pregunta: ¿qué es lo que vibra para generar ondas gravitacionales?

VI) Las Ondas Gravitacionales

Tomemos el caso del planeta Tierra. Todos sabemos que nuestro planeta describe una órbita alrededor del Sol. Tomemos un punto en particular de esa órbita, digamos el que corresponde al equinoxcio de primavera/otoño. La Tierra pasa por ese punto una vez por año. Como la masa de la Tierra es bastante grande comparada con nosotros, podemos asegurar que perturba el espacio-tiempo a su alrededor, lo curva.
Pero como la masa de la Tierra es pequeña comparada con la de las estrellas y el tiempo en que tarde en repetir una perturbación, podemos asegurar que no se genera una onda gravitacional medible. Para mejorar un poco la comprensión de esto hagamos una analogía, un poco burda pero útil. Supongamos que en una habitación (también podría ser al aire libre) tenemos un piano en el cual pulsamos una tecla levemente cada dos horas. Con esa ejecución no lograríamos nunca producir una composición que suene a música. Y si pulsamos la tecla muy levemente, quizás no logremos escuchar bien su sonido. Eso mismo es que la Tierra pase cada un año por un equinoxcio.
Mejoremos el experimento. Supongamos un sistema de estrellas binarias (una estrella girando alrededor de otra), compuesto por estrellas masivas, una de unas cuarenta veces la masa del Sol y la otra unas veinte veces la masa del Sol. Si observamos la órbita de la estrella más pequeña y tomamos un punto en particular (el equivalente de un equinoxio) veremos que la estrella provoca una perturbación del espacio-tiempo en ese punto mucho mayor que la de la Tierra. Y si a esto le agregamos que el periodo orbital sea de unos tres meses, tendremos una perturbación mucho más repetitiva que podría generar una onda gravitacional más medible que la de la Tierra. Tomando la analogía del piano, sería como pulsar la tecla con la mitad de la máxima fuerza que puede soportar y hacerlo cada diez minutos. Todavía le falta para ser una composición musical pero está mucho más cerca que el caso anterior.
Mejoremos aún más el experimento. Supongamos un sistema binario de agujeros negros, es decir dos agujeros negros orbitándose. Supongamos que uno tiene el doble de masa que el otro (aunque suene extraño, los agujeros negros tienen masa). Además podemos suponer que el periodo orbital del más chico es de apenas unas semanas. En este caso la perturbación es muy intensa y se repite lo suficientemente seguido como para provocar una onda con todas las letras, una onda que sea medible. En realidad, y hasta lo que tengo entendido, los periodos orbitales de los agujeros negros no serían tan pequeños como en nuestro experimento hipotético. Pero las masas de los mismos, del orden de los miles de millones de masas solares, son tan grandes que las pertubaciones del espacio-tiempo son tan intensas que aunque el periodo orbital fuera de un año terrestre, estas no alcanzarían a disiparse en un punto antes que el agujero negro vuelva a pasar por el mismo.

 El fenómeno es un poco más complejo y faltan algunos detalles, pero esperamos que les haya servido para comprender un poco la lógica del fenómeno y las raíces de la misma.  


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miércoles, 2 de marzo de 2016

Diálogo en el Laboratorio: Atalanta

Bienvenidos a esta primera entrega de la sección de Literatura. En esta oportunidad voy a compartir con ustedes un cuento que escribí con la intencionalidad de trabajar sobre Ley de Escala y Cuerpos en Equilibrio. Notarán algunas carencias literarias, pero quise compartirlo tal cual lo escribí en ese momento. El objetivo no era realizar análisis literario sino utilizar un disparador motivante. El curso en el cual lo implementé era cuarto año de polimodal con orientación en Comunicación, Arte y Diseño; del viejo sistema. 
En esta entrada va la primera parte, la próxima semana presentaré la segunda y última parte. La primera parte del título obedece a la intención de elaborar una obra que titularía "Otros Diálogos en la Física", pero eso es otra historia.
Bien, acá va la Parte I. 

 Desde que se había recibido de Ingeniero en Genética y comenzado a trabajar en el Laboratorio de Servicios Genéticos para la Agro-Industria (LASGAI), deseaba trabajar en las islas de Las Pequeñas Antillas. En realidad, el Laboratorio alquilaba (conjuntamente con una empresa de Tecnología Agroindustrial) una de las pequeñas islas vírgenes, donde realizaba estudios y experimentos sobre genética aplicada a la agroindustria.
Se especializaba en control de plagas agrícolas, pero no sabía bien en qué trabajaría en la isla. Al llegar lo esperaría el encargado en jefe de todo el trabajo allí, es decir, la persona más importante dentro de la isla. Era todo un honor y un reconocimiento ser recibido así.
-Ingeniero Manuel Suárez bienvenido. ¿Cómo está usted? –le dijo el Jefe Polinsky, de origen ruso. –Espero que el viaje en nuestro barco le haya sido placentero.
-Gracias por la bienvenida. La verdad que el viaje fue muy tranquilo aunque no podía deshacerme de las ansias de llegar.
-Me alegro que lo haya disfrutado. Y le aseguro que su estadía acá no será tan placentera, le espera un trabajo muy duro. Pero, ahora, acompáñeme así puede instalarse, ya luego hablaremos de trabajo.
Manuel siguió al Jefe Polinsky por un pasillo de cemento hasta un edificio adjunto a la construcción central. No pudo notar si la caminata hasta ahí fue larga porque en su cabeza resonaban las palabras del Jefe.
Al llegar a ese edificio fue recibido por Walter Smith, el encargado de personal, quien lo llevó hasta su habitación.
-Instálese tranquilo- le dijo –Luego lo esperamos en el comedor.
Su habitación era pequeña, de unos 3 por 2 metros, pero tenía lo necesario: una cama, un pequeño guardaropas, mesita de luz, un pequeño escritorio con conexión de red para su notebook y una silla. El almuerzo fue ameno y delicioso (pollo frito acompañado de diversas ensaladas), aunque nadie le adelantó nada de su tarea allí. Si fue presentado con parte del personal que allí trabajaba. El encargado de la cocina, José Barzollotti, y el mesero, James Smith (hermano de Walter); la Jefa de Administración, Sandra O’conor; una bioquímica, Penélope Aristegui; uno de los ingenieros especializado en mantenimiento, Robert Maint; el director del laboratorio específico donde trabajaría, Dr. Ikoe Takawa; y el Jefe de Seguridad, Luis Méndez.
Este último lo había mirado como interrogándole, y simultáneamente, como desafiándole. En ese momento no entendió la particular mirada de este personaje y lo atribuyó meramente a su rol dentro del Laboratorio. Luego del almuerzo tenía una hora para descansar y preparar su material de trabajo, que se reducía a su notebook cargada de mucha información (lo demás podría obtenerlo en las instalaciones del LASGAI).
El Laboratorio se dividía en dos grandes secciones: la de Mejoramiento de Especies (dedicada a investigar sobre las formas de mejorar las especies agrícolas) y la de Control de Plagas (dedicada a investigar las plagas existentes y las formas más efectivas para controlarlas). En esta última es donde se desempeñaría. Luego del descanso Manuel debía dirigirse al laboratorio número 4 de esa sección. Al llegar, lo esperaban el Jefe Polinsky, la Doctora en Genética Laura Sandoval, quien dirigía la Sección de Plagas, y el Jefe de Seguridad, Méndez. La cautivadora figura de la Dra. Sandoval lo mantuvo ausente del lugar y las otras personas por unos segundos, pero luego reparó su mirada en Méndez y supo que lo que había sentido antes no había sido casualidad.
El laboratorio 4 era uno de los más grandes de las instalaciones, contaba con dos grandes mesadas de trabajo, una de ellas equipada con un microscopio electrónico, tres computadoras conectadas en red, varios armarios con distintos materiales y, sobre el fondo, un espacio de trabajo de campo, algo así como una pequeña huerta que no solo incluía vegetales de la industria agrícola, también se observaban algunas plantas típicas de zonas tropicales (reconocibles por sus grandes hojas). Este espacio estaba separado del resto del laboratorio por una pared y puerta de vidrio reforzado.
-Siéntese Ingeniero- le dijo el Jefe Polinsky luego de haberlo presentado con la encantadora Dra. Sandoval. –Voy a explicarle para qué está usted acá. Verá –prosiguió- ha surgido un problema interno y necesitamos de su ayuda.
-¿Problema interno? –interrumpió Manuel- Explíqueme.
-El doctor Stefan Hammer estuvo trabajando en este laboratorio por mucho tiempo. El dirigía un proyecto de investigación basado en la utilización de “insectos” para controlar plagas. Cómo usted debe saber, la mantis religiosa es una depredadora natural de los insectos, una amiga de los productores agrícolas.
-Sí, lo sabía. En varios lugares del mundo se las cuida para controlar naturalmente a las plagas de insectos y reducen el uso de pesticidas.
-Cierto, veo que está muy bien informado. El Dr. Hammer deseaba introducir genes de la mantis gigante en al mantis religiosa tradicional. Su trabajo tenía el objetivo de lograr una mantis religiosa algo más grande en tamaño que atacara y deborara a los mismos insectos que la original. Una mantis religiosa de tamaño promedio mayor al tamaño natural tendría un hambre más voraz y, por lo tanto, sería mucho mejor a la hora de controlar plagas de insectos.
-Suena razonable e interesante.-Intervino Manuel.
-Sí, y ciertamente lo logró. Consiguió una mantis religiosa de 9 centímetros de largo en promedio. Esto ocurrió hace un par de años. Pero su investigación no terminó allí. Esa mantis tenía ciertos inconvenientes, por ejemplo era híbrida y vivía no más de 8 meses. Con estas limitaciones se volvía un producto caro para lanzar al mercado. Por esa razón decidió extender su investigación.
-Y en ese momento comenzó todo. –intervino la Dr. Sandoval.
Manuel la miró con intriga, pero rápidamente volvió sus ojos hacia el Jefe Polinsky, que miraba a la Dra. Sandoval con expresión severa.
-Por ese entonces –prosiguió Polinsky- El Dr. Hammer tuvo una crisis matrimonial, su esposa lo abandonó. El quedó muy mal, incluso vino el director general y le dio tres semanas de vacaciones para que pudiera recuperarse del mal trago. Lo cierto es que después de eso, él cambió totalmente, se volvió introvertido, se retrasaba con los informes de su investigación y, además, estos eran incompletos. Luego supimos que había estado trabajando en mejorar su mantis, introdujo los genes que codifican la reproducción en la mantis gigante y la hormona que produce la enfermedad de gigantismo en los humanos.
-¡Pero ese hombre estaba loco!-dijo Manuel totalmente sorprendido.
-Estoy de acuerdo –intervino la Dra. Sandoval.
-Yo lo avisé, pero nadie me escuchó –agrego Méndez.
-No perdamos tiempo en reclamos y sigamos con lo que ahora es muy necesario. –retomó la dirección del diálogo el Jefe Polinsky –Lo cierto es que Hammer tuvo éxito, y mucho. Logró una mantis de 4,8 metros de largo, además de resolver los problemas de duración de vida y de reproducción.
-¡Eso es una aberración! –exclamó Manuel.
-Sí, y lo necesitamos a usted para que nos ayude a terminar con ella. –concluyó Polinsky.
Méndez, que no podía contener su enfado por no haber sido escuchado, agregó: -Debemos cazar a la Atalanta y necesitamos que usted nos diga cual es la mejor forma de hacerlo.
-¿Atalanta? ¿Qué es eso? ¿Por qué ese nobre? –preguntó Manuel.
-Atalanta era una deidad griega. La leyenda dice que fue amamantada por una osa, se dedicaba a la caza y era muy buena, igual que la mantis. Por esa razón apodamos a esa bestia como aquella deidad.
Retomó la palabra el Jefe Polinsky: -Méndez es aficionado a la historia antigua, a él se le ocurrió ese nombre para la mantis gigantesca. Pero volvamos a lo que nos ocupa. Necesitamos que nos diga si se puede utilizar un pesticida o deberemos cazarla como cazan tigres en África.
-Mmmm… Para utilizar pesticida, primero tendríamos que estudiarla, ver su genética y sus hábitos. Para cazarla habría que tenderle una trampa, lo cual es difícil por ser ella una cazadora. Cazarla persiguiéndola es más difícil, si se ve amenazada atacará ferozmente o huirá. ¿Pero qué pasó con el Dr. Hammer? Digo: ¿Por qué no le preguntan a él?
-El Dr. Hammer ya no nos acompaña. –respondió Polinsky.
-¿Fue despedido?
-No, fue el primer almuerzo humano de la Atalanta. –respondió la Dra. Sandoval.
-Muéstrele el video. –agregó Méndez.
Inmediatamente el Jefe Polinsky tomó el teclado de la computadora principal y procedió a proyectar el video de seguridad correspondiente. En el mismo se veía como el Dr. Hammer, un hombre de estatura mediana, hombros anchos y cuarentón, entraba en el espacio del fondo (la huerta), donde se alcanzaba a ver a la gigantesca mantis dispuesta como una estatua. Luego de unos segundos, en los cuales el Dr. Hammer observaba a la “aberración” y tomaba notas, es atacado por la Atalanta. Las patas delanteras del animal se incrustaron en el cuerpo del doctor, las fuertes espinas de las mismas no lo dejaban escapar; mientras tanto, y sin perder tiempo, la mantis comenzó a devorarlo por el lado derecho del cuello. Luego de casi un minuto de de ver como la Atalanta devoraba vorazmente a su presa, pudo notarse como el doctor ya no luchaba y su rostro había desaparecido. En ese momento entró el ayudante del doctor Hammer, un biólogo joven de apellido Hasselhoff, que al ver la terrorífica escena accionó el mecanismo que abría el techo del laboratorio, permitiendo que la mantis escapara. El techo se podía abrir para permitir que se renovara el aire y aprovechar las lluvias. El Jefe Polinsky y la Dra. Sandoval explicaron que, luego de observar el lugar, se podía deducir que Hammer alimentaba a la Mantis todos los días con animales pequeños vivos y luego tomaba nota de su comportamiento. Parecía ser que ese día, la mantis se había quedado con hambre y por ese motivo atacó al Dr. Hammer.
Luego del ingrato espectáculo, decidieron que al día siguiente buscarían a la mantis y tratarían de matarla utilizando redes y arcos y flechas que había confeccionado Méndez (quién era un hombre muy capaz, había tenido entrenamiento militar). No podía llevar armas de fuego a la isla, el control de puerto no lo permitía. Y si de alguna forma las llevaban, alguien daría aviso a la policía de los disparos y esta tomaría cartas en el asunto, y esto no sería buena publicidad para el LASGAI, además de los problemas legales que debería enfrentar.
El Jefe Polinsky había ordenado que se llevaran a la isla y se liberaran, perros, conejos y chivos, para que la Atalanta se alimentara y no decidiera intentar llegar a la costa. En la zona donde liberaban a los animales, es donde, al día siguiente, comenzaron la búsqueda del animal. Al poco tiempo, encontraron a la Atalanta devorando un pequeño chico, era la misma escena que ver a una mantis gigante devorando un ratón. Intentaron rodearla, pero gracias a sus ojos compuestos estaba alerta de todos los movimientos. Por ello escapó dando un gran salto y ayudándose con sus alas. Pronto se perdió entre la maleza. Sin perder tiempo, la comitiva de cacería se dirigió hacia la zona a la que la mantis emprendió fuga.
Unos 40 minutos después, se habían repartido un poco para abarcar más terreno y reducir el tiempo de búsqueda. Manuel ya se había asombrado de ver la majestuosidad de aquel animal antinatural, pero lo que iba a presenciar le helaría hasta lo más profundo de su espíritu. Entre dos palmeras que se encontraban a su espalda, cuyos troncos estaban cubiertos de maleza, se lanzaron las patas anteriores de la mantis, como lanzas mortales, incrustando sus espinas en el cuerpo de Javier Feldman, uno de los agentes de seguridad. El joven miró a Manuel con los ojos llenos de terror, mientras era arrastrado hasta la mantis. En tan solo un segundo, la Atalanta asestó sus mandíbulas en el cuello de Javier. Manuel reaccionó con gritos de auxilio, pero ya era tarde, la Atalanta había mordido y devorado la yugular de su presa. Todos corrieron con gritos de guerra y lanzando flechas hacia el animal, pero fue en vano. Cuando la mantis se vio amenazada, huyó tan rápido como lo había hecho antes. El jefe Polinsky y Méndez coincidieron en ordenar que todos volvieran a las instalaciones del LASGAI. 

Licencia: Diálogo en el Laboratoro: Atalanta por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.