Title: "Utopia: An Educational System Based on Personalized Paths"
I) Introducción
Hacen unos meses comencé a redactar un artículo referido a un posible Sistema Educativo diferente al que tenemos, pero lo abandoné en función de otras necesidades. Hoy (por decir presente) decidí terminarlo motivado por los posibles cambios educativos que se implmentarían en el gobierno de Javier Milei. Ya desde hace tiempo, tanto desde ámbitos gubernamentales como desde especialistas independientes, se viene exponiendo la necesidad de un sistema educativo diferente, con otro enfoque, desde otro paradigma. Ya Flavia Teriji (2010) expone conceptualizaciones planteadas por otros autores en el sentido de tener un sistema educativo enfocado en el estudiante y no en el contenido.
Considero entonces que el momento es oportuno para terminar ese artículo, aunque por la premura del tema lo voy a escribir en forma de editorial. Lo de “Utopía” lo utilizo porque de algún modo resulta difícil de aplicar un Sistema Educativo como el que propongo, debido a mucho factores que condicionan su implementación, como: políticas socio-económicas, políticas laborales que influyen en el sistema educativo, imagen social de la educación y políticas asociadas, condiciones de las instituciones educativas, formación de los docentes (que debería orientarse como propongo en Planificación, Aula y FORMACIÓN (Cortez C., 2017), formación de los directivos (casi inexistente en los campos de gestión educativa y liderazgo positivo), políticas laborales para docentes, contextos familiares, disponibilidad de recursos, entre otros. Más adelante, seguramente, volveré a referirme a alguno de esos factores y quizás me explaye un poco.
Sin más preámbulo, comencemos.
II) Un Sistema Educativo basado en Trayectorias Personalizadas
¿Por qué pensar un Sistema Educativo basado en Trayectorias Personalizadas (SEbTP)? Básicamente, porque es un buen punto de partido tener en cuenta y respetar el desarrollo propio de cada persona. Dicho de otra forma: se trata de respetar los tiempos de maduración de los aprendizajes de cada estudiante. Y, como notarán, esta idea está en acuerdo con las teorías pedagógicas vigentes. Por otra parte, como pretendo demostrar más adelante, creo que puede ayudar a resolver algunos problemas de la educación argentina de hoy. Sin más preámbulos comencemos.
II.1) La Educación Inicial: los Jardines de Infantes
¿Con qué edad debe ingresar una persona al Sistema? Yo pienso que debería comenzar a los 6 ó 7 años de edad formalmente en instituciones educativas. Antes de ello me parece que desde los 3 años podrían haber jardines familiares en los cuales las familias asistan entre un hora y media y dos horas y media. En estos jardines los padres serían asistidos por maestras especializadas para que gestionen los primeros aprendizajes de sus hijos y la formación de los valores fundamentales (como respeto, sinceridad, humildad, cortesía en el trato, entre otras). Una consecuencia muy importante es que se afianzarían los vínculos familiares y, además, los niños comenzarían a formar la noción de escolarización. En el jardín de 5 años los padres podrían asistir menos veces que en los años anteriores (quizás solo 3 ó 2 veces por semana) y se podría extender el tiempo de clase a tres horas, además de profundizar un poco más en nociones básicas para iniciar el resto de la escolarización (como identificar el nombre propio, identificar letras y números, nociones de espacio y organización, entre otros).
Respecto de los contenidos básicos que deberían abordarse en esos jardines, no serían muy diferentes a los que hoy se abordan en la Educación Inicial. Pero las estrategias de abordaje si serían bastante diferentes, deberían orientarse a que sean los padres quienes actúen como facilitadores de los aprendizajes, especialmente entre los 3 y 4 años. No voy a profundizar más en esta parte del SEbTP porque mis conocimientos en psicología de los niños es limitado, pero creo que queda clara la idea sobre la función de este ciclo inicial. Por su puesto que para que pudiera concretizarse, deberían hacerse varios cambios: distribución y mobiliario de las instituciones educativas, cambios en las legislaciones laborales (para que los padres puedan asistir), capacitación a las docentes.
II.2) La Primera Educación Obligatoria: Escuela Primaria
Creo que no habría que hacer un gran cambio en la estructura de la Escuela Primaria (EP): un lapso de seis años dividido en dos ciclos de tres años cada uno está bien (de todas formas, en las instituciones educativas, sigue planteada la discusión sobre la falta de madurez de las/os estudiantes al ingresar a la educación secundaria). El cambio importante debería darse en la forma en la cual es transitada esta etapa por las/os niñas/os. Actualmente la base ideológica de la EP sostiene que un grupo de estudiantes que inician en primer grado debe pasar a segundo grado y luego a tercero, y así sucesivamente hasta completar la etapa. Otro punto importante de esta base es que el alumno que no logra algunos de los conocimientos necesarios de un curso, debe repetirlo de forma completa. Este formato no ha dado buenos resultados.
Yo propongo que cada niño (y niña) haga el recorrido de esta etapa a su ritmo pero sin repetir. Esto sería que cada uno transita la primaria con un ritmo dado por sus posibilidades y contextos. De esta forma sería muy normal encontrar chicos que terminan la primaria con edades diferentes (al contrario de la ideología actual). La figura 1 muestra gráficamente estas dos ideologías.
Fig. 1
Explico cómo. Tomemos un grupo de 25 estudiantes que ingresan a primer grado de la escuela primaria. Todos ellos, durante ese curso, transitarán por los mismos espacios curriculares, pero cada uno a su ritmo. Esto implicaría que las/os docentes deberían contemplar las diferencias de ritmo de sus estudiantes, pero tampoco se trata de tener una planificación para cada una/o de esas/os 25 chicas/os. Más bien se trata de desarrollar las actividades prácticamente de la misma forma para todos, quizás incluyendo una o dos ejercitaciones más para los más rápidos y una o dos menos para los más lentos, y evaluar la forma en la cual va respondiendo cada uno. En un enfoque basado en competencias, al final del ciclo lectivo se evalúa el grado de logro de las competencias requeridas. Las evaluaciones parciales (durante el cursado) son orientadoras.
Si un/a estudiante logra el mínimo de desarrollo de las competencias definidas para ese curso, entonces promociona ese espacio curricular. Por el contrario, las/os estudiantes que no logran ese mínimo deben recursar ese espacio curricular. De esta forma cada estudiante, casi con seguridad, tendrá espacios promocionados y otros espacios sin promocionar al finalizar el curso de primer grado. De esta forma, al año siguiente recursará los espacios que no haya promocionado y comenzará a cursar espacios nuevos en segundo grado. Por supuesto que si un/a estudiante debe recursar Matemáticas de Primero no podrá comenzar a cursar Matemáticas de Segundo.
En nuestro curso imaginario de 25 estudiantes podríamos tener 3 ó 4 que no deban recursar ningún espacio. Podemos tener 10 que deban recursar Lengua, 15 que deban recursar Ciencias Naturales y 8 que deban recursar Ciencias Sociales. Esto teniendo en cuenta que habrá estudiantes que deban recursar dos o tres o más espacios y que, posiblemente, dos estudiantes diferentes no tendrán exactamente los mimos espacios para recursar.
Lo importante de esto es que el/la niño/a no se atrasa, sigue avanzando. La frase “perdió un año” ya no tiene significación en este contexto. El/la niño/a sentirá que avanzó, que tuvo un logro en su vida y esto es importante desde el punto de vista emocional. Además no perderá contacto con sus compañeros del año anterior.
Si a esto se le suma un sistema de becas que premie a las/os chicas/os que se más se esfuercen, seguramente se reducirá el número de estudiantes que deban recursar algún espacio curricular.
Este nuevo Sistema Educativo, imaginario y utópico por ahora, debería tener dos puntos de control importantes, uno a la mitad del trayecto, es decir al final de tercer grado, y otro al final de la EP, es decir al final de sexto grado. En el punto de control medio debería evaluarse el logro de aprendizajes y desarrollo de capacidades para ese ciclo con la pauta que solo pueda pasar a cuarto grado aquel estudiante que no deba recursar más de dos espacios del tercer grado (teniendo aprobados todos los de primer y segundo grados).
En el punto de control final, la rigurosidad debería ser mayor: no puede egresar de la EP aquel niño (o niña) que no haya aprobado todos los espacios curriculares. La diferencia con el sistema actual es que si un/a chico/a debe recursar un espacio curricular del sexto grado, al año siguiente, solo deberá recursar ese espacio. Es de suponer que, en esa situación, el/la chico/a ocupará toda su energía para dedicarse al espacio que no aprobó (o los espacios que no aprobó). De esta forma se puede estar prácticamente seguros que el/la estudiante si aprobará y terminará la educación primaria con conocimientos de calidad sin retrasarse demasiado respecto de su grupo anterior. Y lo más importante es que realizará ese trayecto a su propio ritmo sin “repetir”. El sistema actual admite que el/la niño/a repita el grado, prácticamente, de forma indefinida, lo cual no es bueno ni para el/la estudiante (y su familia) ni para el sistema.
Obviamente, en esta propuesta no puede sostenerse la idea que las/os niñas/niños deben egresar de la EP con no más de 12 años. Esto es, incluso, un cambio cultural que debe llevarse a cabo. No debe ser tan importante la edad de egreso como la calidad de los conocimientos logrados.
Claro está que deben revisarse las estructuras y cajas curriculares de la EP para reorientarlas hacia el desarrollo de las capacidades y saberes mínimos necesarios que las/os estudiantes deban tener en cada grado, a la mitad de la EP y al finalizar la misma. La nueva caja curricular debería surgir del trabajo de las/os docentes de primaria (especialmente) con la asesoría de pedagogos y de profesoras de Educación Secundaria. Esto ya se ha hecho antes, pero la sensación general de los docentes, por lo menos de los que conozco, es que fue trabajo en vano porque las cajas curriculares no coincidían mucho con lo propuesto y si coincidían más con visiones de otros países. En lo personal, tengo la misma sensación: no creo que en el lapso de 10 meses se puedan acordar contenidos y saberes entre todos los docentes del país y se los ordene lógicamente en cajas curriculares (como sucedió hace unos años). En fin, la idea sería cambiar la forma en la que los chicos deban recorrer la EP y acordar los saberes mínimos que deban lograr. Esos saberes deberían incluir cuestiones referidas al manejo de las emociones, al manejo de las redes sociales, a la seguridad peatonal y ciclista (principalmente), al manejo de aplicaciones y programas informáticos, entre otras. Y esto, sin introducir necesariamente espacios curriculares nuevos.
Por supuesto que para ello habría que invertir en mobiliario, recursos y capacitación docente, además de cambiar leyes y resoluciones. No sería un trabajo de pocos meses.
II.3) La Segunda Educación Obligatoria: Escuela Secundaria
Al igual que en la EP, creo que no habría que hacer un gran cambio en la estructura de la Escuela Secundaria (ES): un lapso de seis (o siete) años dividido en dos ciclos de tres años cada uno (o uno de tres y el otro de cuatro) está bien. Lo que sí hay que tener en cuenta es la diferencia entre las Escuelas Orientadas y las Escuelas Técnicas, estas últimas poseen (y deberían mantener) un segundo ciclo de cuatro años. Y no hay que olvidar la Secundaria para Adultos, todavía muy vigente (CENS: Centros de Enseñanza de Nivel Secundario), que solo tiene una duración de tres años y es definidamente orientada. Esas estructuras pueden mantenerse en cuanto a la división de ciclos.
Quizás el cambio más importante debería darse en las cajas curriculares. El Ciclo Básico debería seguir teniendo un enfoque generalista, casi sin sopesar un área sobre otras. En cambio, el Ciclo Orientado, el Ciclo Orientado Técnico y los CENS deberían ser más específicos aún. Es decir, el 90% de la carga horaria debería estar destinada a la orientación, lo que implica disminuir la carga horaria de materias generales. Esto puede verse como un problema ya que implicaría sacar espacios curriculares y dejar docentes sin trabajo.
La solución puede pasar por mantener los mismos espacios curriculares pero con obligación de utilizar contextos, para el aprendizaje de cada tema, directamente vinculados con la orientación. Para poner un ejemplo: si se trata de una orientación en Ciencias Naturales, el espacio curricular Lengua y Literatura debería estar enfocado exclusivamente a enseñar cuestiones que tengan que ver con la redacción de informes de tipo científico propio de las Ciencias Naturales, a trabajar literatura directamente vinculada a las Ciencias Naturales. Y del mismo modo en otras orientaciones (incluidas las técnicas y los CENS).
En cuanto a la forma de cursado, pues hacerla del mismo modo que en EP: cada estudiante realiza su trayecto escolar a su ritmo, recursando materias no aprobadas y avanzando en las si aprobadas. Del mismo modo que antes, habría que hacer un corte importante al final del Ciclo Básico: el estudiante recursa los espacios no aprobados y solo puede iniciar el Ciclo Orientado cuando tenga todos los espacios del Básico aprobados. Puede parecer que esta forma de implementar la trayectoria escolar provocaría mayor retraso que “dejarlos pasar con dos previas”. Pero, creo, que realmente ocurriría lo contrario: si un/a estudiante debe recursar dos o tres o cuatros espacios curriculares de Ciclo Básico, tiene mayor probabilidad de aprobarlos siendo solo esos en los que cursa. Toda su energía estará puesta en esos pocos espacios curriculares y podrá recibir un mejor apoyo en cuanto a superar sus debilidades de aprendizaje.
Con esta visión se elimina la figura del “repitente”, que tiene una connotación “de castigo”, y se reemplaza por la figura del “recursante”, con una connotación más positiva y vinculada al reconocimiento de la individualidad de las trayectorias escolares.
Al final del Ciclo Orientado, también debería colocarse la condición de tener todos los espacios curriculares aprobados para poder proseguir con estudios superiores o insertarse en el mundo laboral.
De la misma forma que con la EP, en la ES también habría que hacer un exhaustivo trabajo de revisión de los perfiles de egresados, de las cajas curriculares, de la cantidad de contenidos (excesiva para ser realmente aprendidos), de las estructuras administrativas, de resoluciones y de leyes.
Otro aspecto a revisar y mejorar, y que merece párrafo aparte, es la formación continua para las/os docentes. Si bien han habido algunas propuestas de muy buena calidad, como por ejemplo el Curso “Explora, Las Ciencias Naturales en el Mundo Contemporáneo” (Res. 0288-ME-2010), está claro que la oferta de formación en general no ha provocado cambios positivos radicales en los aprendizajes de las/os estudiantes. Si eso hubiese ocurrido, los resultados en las pruebas PISA y Aprender hubieran mostrado mayor rendimiento.
Como referencio al principio, la formación continua debería tener un enfoque de taller de entrenamiento en estrategias didácticas específicas y probadas por la investigación educativa. Además esos talleres deberían ser muy extendidos en el tiempo, finalizando con acompañamiento a las/os docentes dentro de sus aulas.
II.4) La Educación Superior: Institutos y Universidades
La formación superior en Institutos y Universidades también merece una revisión. Sin embargo, la estructura de las misma es coherente con el Sistema Educativo basado en Trayectorias Personalizadas que propongo en este artículo. Por lo tanto, la revisión requerida está más orientada a revisar las cajas curriculares y los programas de contenidos. Y en segundo lugar: la formación docente de quiénes dan clases.
Por una parte, se observan carreras cuya caja curricular se distribuye en seis años, pero no hay estudiantes que terminen en ese tiempo (nueve años en promedio para carreras de ingeniería, por ejemplo). Este problema, posiblemente es consecuencia de tener programas de contenidos (figura pedagógico-administrativa que ya es obsoleta) con una cantidad de contenidos imposibles de desarrollar en tres meses de clases. Obviamente, “desarrollar” debe entenderse como: lograr aprendizajes profundos en las/os estudiantes.
Y un factor que potencia lo anterior, es el tipo de clase que dan la mayoría de docentes de nivel superior: la llamada Clase Tradicional por los/as investigadores/as en educación. En parte se entiende que sea así, pues sería la única forma de “dar” todo el programa en poco tiempo. Pero realmente no contribuye a la formación profesional.
Quizás, una revisión, y consecuente modificación, de cajas curriculares sumada a una mejor preparación didáctica de las/os docentes superiores, contribuiría a contar con profesionales de conocimientos más sólidos que realizaron sus trayectorias educativas en tiempo razonables. Por su puesto que habría que definir a qué le llamamos “tiempo razonable”, y seguramente dependerá de cada carrera; pero si una caja curricular dice 5 año de cursado, no es lógico que un/a estudiante demore 8 o más años en recibirse.
De todos modos, ese no es el tema central de este artículo, no continuaré desarrollándolo.
III) Resumiendo el Enfoque
Un Sistema Educativo basado en Trayectorias Personalizadas se configura como una opción potable para implementar un Sistema Educativo que se adapte a cada estudiante. Pero no desde la ideología que cada estudiante aprenderá lo que desee y pueda según sus características (que también puede tenerse en cuenta independientemente de esta propuesta, pero pudiendo complementarse), sino desde la postura que cada estudiante aprenderá lo mínimo necesario para desenvolverse en estudios superiores y en la vida, a su ritmo. El foco pasa de ser “todos aprenden todo en el mismo lapso” a ser “todos aprenden lo mínimo necesario cada quién a su ritmo”.
Esta propuesta, tiene además, la gran ventaja de eliminar la figura del estudiante repitente. Incluso elimina la presión por aprender todo y aprobar todo en el lapso esperado. La eliminación de esa figura nefasta y castigadora (y de esa presión abrumadora, especialmente vivida por estudiantes de ciertas escuelas de “alto rendimiento”) libera a las/os estudiantes de burlas y “señalamientos sociales”, sin quitarles la obligación de aprender lo mínimo necesario para poder desenvolverse en la vida, según lo acordado por la sociedad. Se presenta, entonces, la posibilidad que cada estudiante transite cada espacio de aprendizaje a su ritmo, sin imponer a las/os docentes que tengan un plan de clase para cada quién (lo cuál no es posible de forma práctica) y garantizando el logro de los saberes esperados.
Por otra parte, implementar esta estructura de Sistema Educativo puede configurarse como el puntapié inicial para transitar hacia un Sistema Educativo Enfocado en el Aprendizaje de las/os Estudiantes y no en los contenidos, como lo es el sistema actual. Por supuesto que este cambio implica mucho más que solo de cambiar la lógica del cursado. También deben haber cambios en cuanto a la estructura curricular, en todos sus aspectos: objetivos, capacidades, contenidos, propuestas metodológicas, etc. Si, también, implicaría un cambio profundo en el sistema de evaluación-calificación. Cabe aclarar que los cambios en la estructura curricular no deberían ser simplemente agregados de materias sobre los conocimientos de moda, ni de agregado de contenidos a las materias ya existentes.
Además debería apoyarse en una sólida formación de las/os docentes en Didáctica Práctica. Me refiero a una formación en metodologías, estrategias y técnicas viables de implementar en el aula, que hayan probado ser eficientes para el logro de aprendizajes. Y cuando decimos “viables de implementar en el aula”, nos referimos a las aulas reales. Las/os docentes deben contar con una batería de estrategias didácticas, especialmente, que puedan aplicar en sus clases en función de las características de cada grupo.
En fin, la propuesta de un Sistema Educativo basado en Trayectorias Personalizadas tiene por finalidad principal permitir que cada estudiante transite su escolarización sin el castigo de la repitencia, que ha demostrado ser inútil. Al mismo tiempo, se posiciona como primer paso para logar otros cambios importantes en el Sistema Educativo.
IV) Biblografias Consultadas
Cortez C., R. H. (14 de marzo de 2017). Planificación, Aula y FORMACIÓN. En René: Física, Ciencia, Educación y Divulgación [Blog]. https://rene-cienciayeducacion.blogspot.com/2017/03/planificacion-aula-y-formacion.html
Dirección de Validez Nacional de Títulos y Estudios (n.d.). Estructura del Sistema Educativo: niveles y modalidades. Ministerio de Capital Humano, Área de Educación: https://www.argentina.gob.ar/educacion/validez-titulos/glosario/estructura-sistema
Ley 26.206 de 2006. Ley de Educación Nacional. 14 de Diciembre de 2006. En https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/120000-124999/123542/norma.htm
Teriji, F. (2010), Las cronologías de aprendizaje: un concepto para pensar las trayectorias escolares, Jornada de Apretura del Ciclo Lectivo 2010, Santa Rosa, La Pampa: Ministerio de Educación y Cultura, Gobierno de la Pampa.
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