Ya está disponible para la descarga la versión 3.2 de Huayra GNU/Linux. Se trata de una nueva actualización de la versión 3 que apareciera allá por abril de 2015. Esta, en principio, es una muy buena noticia si consideramos los cambios bruscos que están ocurriendo en nación en el ámbito de Conectar Igualdad. Este lanzamiento representa una apuesta a la continuidad del Programa, quizás bajo otra órbita y con otro nombre.
La nueva versión presenta mejoras en los íconos y temas de ventanas entre otras más importantes. Seguramente encontraremos más estabilidad y seguridad, y podemos seguir disfrutando de todas sus virtudes técnicas y divulgando su filosofía.
Bienvenido Huayra 3.2, y esperamos pronto Huayra 4.0!!!! Pueden acceder a más información en http://www.conectarigualdad.gob.ar/noticia/actualizacion-de-huayra-llega-la-version-2942 y a la descarga en http://huayra.conectarigualdad.gob.ar/iso-sistema
Hasta la próxima.
Espacio para compartir Física y Ciencia en general, divulgar y educar.
Etiquetas
Apuntes
(14)
Biología
(1)
Ciencia
(17)
Didáctica
(6)
Editorial
(29)
Educación
(27)
Enseñanza
(8)
Epistemología
(2)
Física
(22)
Libro
(1)
Literatura
(4)
Noticias
(12)
Presentación
(3)
Química
(2)
TIC
(2)
martes, 15 de marzo de 2016
lunes, 14 de marzo de 2016
Diálogo en el Laboratorio: Atalanta - 2° Parte
Como había prometido, acá está la segunda parte del cuento Atalanta.
Licencia: Diálogo en el Laboratorio: Atalanta - 2° Parte por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Ya de vuelta
y recostado en su habitación, Manuel repasaba en su mente la imagen
de los ojos de Javier mirándolo, sabiendo que moriría, rogándole
que lo salvara. Su malestar era profundo, esa angustia que se siente
ante lo inevitable y desagradable lo carcomía desde adentro. El
golpe suave y seco en la puerta de su habitación lo rescató de esa
película desagradable.
-Adelante.
–dijo Manuel con la voz apagada.
Al abrirse la
puerta entró la Dra. Sandoval, que se sentó en la silla. La
expresión de comprensión y apoyo que emanaba de sus ojos era la
misma que la de una madre ante el hijo que perdió su juguete
favorito.
-Fue
horrible, lo más desagradable que vi en mi vida. –expresó Manuel
mientras exhalaba toda su angustia en una respiración extendida.
-Lo sé –dijo
la Dra. Sandoval- Por eso hay que terminar con esa aberración. En
diez minutos servirán el almuerzo. Te espero allí, luego iremos al
laboratorio a trabajar.
-Necesito ver
todo el trabajo del Dr. Hammer para poder imaginar una solución a
este problema. Pero quiero que sepan que si no podemos acabar con la
Atalanta, yo mismo daré aviso a las fuerzas de seguridad para que
ellos se encarguen.
La sonrisa de
Laura, antes de salir de la habitación, le confirmó que había
tomado una decisión correcta.
Luego del
funerario almuerzo, que tuvo solo las palabras del Jefe Polinsky para
recordar a Javier Feldman, Manuel y Laura se dirigieron al
laboratorio 4 para analizar y estudiar toda la investigación del Dr.
Hammer. Mientras tanto, el jefe Polinsky y Méndez se encargaban de
vigilar que la mantis no fuera a dejar la isla, le proveían del
alimento suficiente y trataban de mantener la menor actividad posible
en la isla, para que no se sintiera amenazada.
Entre papeles
e imágenes y documentos visibles en los monitores, Laura y Manuel
comenzaron a intercambiar información personal.
-Así que
estudiaste en la Universidad Complutense de Madrid. –dijo Manuel.
-Sí, allí
me recibí, pero el doctorado lo hice en Harvard. ¿Y vos donde
estudiaste?
-Cursé 4
años de Ingeniería Bioquímica en la Universidad de San Juan, en
Argentina. Luego conseguí una beca para estudiar ingeniería
genética en la Universidad de Burgos. Allí también realicé una
especialización en Botánica Genética y la especialización en
Control de Plagas en la Agricultura.
La
conversación continuó profundizando en el ámbito personal.
Descubrieron, no solo que tenían muchas cosas en común, sino
también que ambos, por distintas razones, estaban solos en la vida.
Mientras
tanto, Polinsky y Méndez discutían diferentes posibilidades.
Incluso se comunicaron con el directorio del Laboratorio para
informarles la situación y pedir órdenes a seguir. Por supuesto,
la orden del directorio fue intentar destruir al animal sin “levantar
la perdiz”, como suele decirse. El directorio estaba más
preocupado por las consecuencias legales que sucederían si se hacía
pública la existencia de tal animal. De todas formas, le dijeron al
Jefe Polinsky que podía llamar en cualquier momento para lo que
necesitara, y que, de requerir algún tipo de material,
inmediatamente partiría un helicóptero hacia la isla.
Estaban
(Polinsky y Méndez) tratando de encontrar la mejor estrategia de
caza para poder acabar con la Atalanta, cuando entraron Laura y
Manuel:
-¡Encontramos
la forma de atrapar a la Atalanta! –dijo Manuel.
-Manuel se
dio cuenta de un detalle que nosotros no habíamos tenido en cuenta,
explícales. –agregó la Dra. Sandoval.
-Verán,
resulta que la Atalanta no es “la”, es “el”. Esa mantis es
macho y esa puede ser nuestra arma para atraparlo y matarlo.
-No entiendo.
¿Cómo?
-Podemos
utilizar hormonas sexuales de mantis hembra para producir las
feromonas que emite la hembra para atraer al macho, de esa forma
podremos atraerlo. Antes no hemos podido atraparlo porque es él el
que nos espera. La forma de caza de la mantis es muy similar a poner
una trampa, y nosotros caíamos en ella. Con esta opción de las
feromonas podríamos cambiar la situación. Él vendrá a nosotros y
ahí lo mataremos.
Polinsky y
Méndez se miraron con sorpresa por la idea. Luego reconocieron la
posible efectividad de ponerla en práctica.
-¿Qué se
necesita? –interrogó el Jefe Polinsky.
-Necesitamos
producir una gran cantidad de feromonas.
-Eso podemos
hacerlo acá. –agregó la Dra. Sandoval.
-Necesitamos
algo más, que acá no podemos hacerlo. El Atalanta debe ver algo que
parezca una mantis. Puede ser un modelo en madera, o en plástico, o
en poliurertano inflado.
-Yo me
encargo de eso, hablaré al directorio para que lo hagan lo antes
posible. ¿Alguna característica en particular? –dijo Polinsky.
-Que sea del
mismo verde que nuestra presa y de tamaño algo mayor.
Inmediatamente
todos se pusieron a trabajar. El Jefe Polinsky informó que el
directorio encargaría el modelo a una empresa de muñecos
publicitarios.
Un día y
medio después, llegó el helicóptero con el modelo de mantis.
Inmediatamente lo llevaron al lugar que habían dispuesto para la
trampa. Cuando el Atalanta se posara sobre el modelo, una gran red
(de las utilizadas para la pesca) sostenida por duros caños de
acero, caería sobre él; al estilo de las típicas trampas para
ratones, como las que usaba Tom para tratar de atrapar a Jerry. Una
vez atrapado, Méndez caminaría sobre la espalda del animal,
sostenido por unos arneses por si los movimientos de Atalanta lo
desequilibraban, y cortaría la cabeza con una sierra eléctrica.
Una vez
dispuesto el modelo y asegurada la trampa, se rociaron las feromonas
sobre el modelo y cada uno ocupó su lugar, bien oculto. No hubo que
esperar mucho tiempo hasta que apareció el Atalanta volando y
posándose sobre una palmera. Desde allí observó al modelo, movió
reiteradamente sus antenas para detectar las feromonas, y luego se
lanzó estrepitosamente sobre el modelo. En un movimiento fugaz, la
trampa reaccionó y capturó al animal. Atalanta luchaba por
liberarse, pero le era imposible. Sin embargo, los bruscos
movimientos del animal no dejaban que Méndez pudiera subir por su
espalda y terminar con la aberración. La situación se complicaba
porque las fuertes patas delanteras habían comenzado a dañar la red
y pronto se cortaría, permitiendo que Atalanta escapara.
Sin dudarlo,
Manuel corrió hasta la camioneta en la que se habían movilizado
hasta el lugar, y sacó un envase cilíndrico que contenía
pesticida. Se acercó a Atalanta, estaba frente a frente con aquel
animal que había terminado con la vida de Javier Feldman, con él
como el testigo más fiel. Los tres pares de ojos simples de la
bestia, lanzaban una mirada apuñaladora a los ojos de Manuel; podía
sentirla como si fueran las patas delanteras atravesándolo. Sin
mayor titubeo, abrió la válvula del recipiente y apuntó todo el
chorro de pesticida a la boca de la mantis. El pesticida no mató al
animal, pero fue suficiente para adormecerlo, situación que Méndez
aprovechó para cortar la cabeza como se había planeado.
Pocos
segundos después no había movimiento alguno. Atalanta se había
convertido en un cuerpo inerte. El Jefe Polinsky mandó a quemar el
cuerpo. También se destruirían todos los detalles de la
investigación del Dr. Hammer referidos a cómo lograr ese monstruo.
Manuel continuaría las investigaciones en el área de control de
plagas en el Laboratorio.
Por la tarde
noche, luego de haber terminado de destruir los últimos archivos de
la investigación paralela del Dr. Hammer:
-Parece que
nos veremos muy seguido, digo, como ahora trabajaré acá. –se
dirigió Manuel a Laura.
-Sí, eso
parece. –respondió Laura. –Podremos continuar la conversación
del otro día.-agregó con una sonrisa.
-Te invito un
café.
-Bien, vamos.
Licencia: Diálogo en el Laboratorio: Atalanta - 2° Parte por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

domingo, 6 de marzo de 2016
¿Qué son las Ondas Gravitacionales?
I) Introducción
Estando en una reunión informal, un ex-alumno me preguntó “¿qué
son las ondas gravitacionales?”. En esta entrada reproduciré las
respuesta que le di, un poco más ampliada y ordenada. Sin embargo no
entraré en detalles profundos y mucho menos en ecuaciones. El lector
instruido en el tema puede notar que algunas cuestiones faltan de
rigurosidad, perdida en virtud de dar una respuesta puramente
cualitativa y lo más cotidiana posible. Espero que sea útil para
todos aquellos que deseen saber algo de este tema.
II) El surgimiento de la relatividad
Hacia finales del 1.800 los científicos creían que todos los
fenómenos y sucesos de la naturaleza, en todo el universo, estaban
regidos por las mismas leyes. Es decir que desde el más minúsculo
fenómeno hasta el más grande pensado podían describirse utilizando
la misma estructura científica.
Pero a principios del 1.900, descubriría que habían dos áreas o
campos de fenómenos que escapaban a las leyes conocidas, a saber:
-Los fenómenos del mundo atómico.
-Los fenómenos a grandes velocidades y/o bajo campos gravitatorios
muy intensos.
El primer campo de estudio dio origen a la Mecánica Cuántica. El
segundo a la Teoría de la Relatividad. Esta última, enunciada por
Albert Einstein, fue formulada por él mismo en dos partes: Teoría
Especial de la Relatividad y Teoría General de la Relatividad. La
predicción de las ondas gravitacionales es una consecuencia de esta
última.
III) El Espacio-Tiempo
Einstein intuyó y definió en su Teoría Especial de la Relatividad
que el espacio y el tiempo constituyen una misma entidad, el
espacio-tiempo. Eso significa que se comportan interdependientemente,
que lo que le sucede a uno afecta al otro. Esta idea es muy difícil
de entender y de aceptar, pues en la vida cotidiana, nuestra
experiencia, nos dice todo lo contrario. Vemos esto con unos
ejemplos.
Si una persona que se encuentra a nivel del mar moviéndose en un bar
a velocidad constante mide la longitud de su pié demorándose,
digamos, 75 segundos en hacerlo, y luego esa misma persona mide la
longitud de su pié estando quieta en la cima del Everest demorando
120 segundos, habrá obtenido el mismo valor en ambos casos.
Recordemos que la longitud horizontal es una de las tres dimensiones
de nuestro espacio (las tres dimensiones son: alto, ancho y
profundidad). Este experimento nos demuestra que la medición de la
longitud del pié es independiente del movimiento, de la intensidad
del campo gravitatorio y del tiempo que se tarde en hacerla. Un
experimento similar nos demuestra que el tiempo es independiente del
espacio.
Supongamos la misma persona que mide el tiempo que tarda una bola de
villar en recorrer una mesita ratonera de un costado hacia el otro.
En una primera instancia hace la experiencia sobre el barco que se
mueve a velocidad constante sosteniendo el cronómetro a la altura de
su cintura. Luego repite el experimento en la cima del Everest parado
quieto, sosteniendo el cronómetro a la altura de su cabeza. En ambos
casos medirá el mismo tiempo.
Ahora bien: ¿Por qué Einstein contradice nuestra experiencia
cotidiana con su teoría? En realidad no la contradice. Lo que sucede
que esa interdependencia que existe entre espacio y tiempo solo puede
medirse cuando el fenómeno ocurre a muy alta velocidad (cercana a la
velocidad de la luz) y/o cuando ocurre dentro de un campo
gravitatorio muy intenso (como podría ser el de una estrella
supermasiva o un agujero negro). Las velocidades a las que nos
movemos usualmente y la intensidad del campo gravitatorio terrestre
son muy bajas, por lo cual nosotros no podemos medir la
interdependencia entre espacio y tiempo. Y es más, solo podemos
tomar conciencia de esa interdependencia solo si comparamos
mediciones hechas en condiciones diferentes.
Todo esto puede resultar un poco loco y difícil de entender, pero
realmente es así. Llevando el experimento anterior a la relatividad
deberíamos decir que una persona que mide la longitud de su pié a
nivel del mar mientras viaja en un barco a velocidad constante
demorándose unos 75 segundos, obtendrá un valor diferente que la
medición de la longitud del mismo pie de esa persona realizada por
otra que se encuentra quieta en la cima del Everest. Es decir que
para el mismo pié tendríamos dos valores de longitud diferente.
No entraremos en detalles de experimentos reales que corroboran esta
teoría, pero sepan que los hay. Veamos para que sirve esto de la
interdependencia del espacio y el tiempo.
IV) La Curvatura del Espacio-tiempo
Al hablar del espacio una cuestión importante es conocer como es su
geometría, repasemos un poco. Todos sabemos que dos rectas paralelas
no se cortan, también sabemos que la suma de los ángulos interiores
de un triángulo da 180° y que la división entre la longitud de una
circunferencia y su diámetro da siempre el mismo número, el famoso
“π”.
Esto es lo que se conoce como Geometría de Euclides (este es quien
la desarrolló) o geometría plana (se supone que el espacio
tridimensional es una superposición infinita de planos uno arriba de
otro).
Cuando Einstein aplicó la
Teoría Especial de la Relatividad a la explicación del movimiento
circular se encontró conque no se cumplía lo del número “π”.
No vamos a entrar en detalles, tampoco los conozco todos, pero ese
hecho sumado a otros lo llevó a preguntarse si realmente el espacio
es plano. Dicho de otra forma: si la Geometría de Euclides es la que
describe correctamente al espacio.
Albert, para los amigos, se
planteó que sucedería si la geometría fuera otra, por ejemplo una
geometría esférica. En una geometría de ese tipo, las paralelas si
se cortan y la suma de los ángulos interiores de un triángulo puede
dar más de 180° (por ejemplo 270°). Al aplicar este tipo de
geometría a los problemas que imaginaba encontró que la misma era
muy útil para hacer las descripciones de los fenómenos. Dicho con
un vocabulario coloquial: “todo le cuadraba perfecto”.
Uno de los resultados que obtuvo
es que la presencia de masa en un punto del espacio provoca que este
se curve hacia el centro de esa masa. Una masa pequeña provoca una
curvatura pequeña, una masa grande provoca una curvatura grande. Esa
es la idea. Y si no hay masa, el espacio permanece plano. Una forma
de decirlo sin tanto detalle pero que puede ser buena, es decir que
la presencia de masa perturba el espacio-tiempo.
V) Recordando “Ondas”
Una onda es la propagación de energía a través del espacio o de un
medio material, bajo ciertas características especiales. La
principal característica es que esa energía se transmite en forma
de oscilación. Esto significa que cuando atraviesa un medio material
hace que las partículas de ese medio se muevan oscilatoriamente, o
dicho coloquialmente, se muevan con un movimiento vibratorio, como la
cuerda de una guitarra.
Sin entrar en detalles y tomando el ejemplo de la guitarra, podemos
afirmar que para generar una onda se necesita una fuente que tenga o
provoque un movimiento vibratorio. En el caso del sonido puede ser la
cuerda de una guitarra, la membrana de un tambor, las cuerdas vocales
de una persona, entre muchos otros. En el caso de ondas
electromagnéticas, como la luz y las ondas de radio, lo que vibran
son cargas eléctricas.
Inmediatamente aparece la pregunta: ¿qué es lo que vibra para
generar ondas gravitacionales?
VI) Las Ondas Gravitacionales
Tomemos el caso del planeta Tierra. Todos sabemos que nuestro planeta
describe una órbita alrededor del Sol. Tomemos un punto en
particular de esa órbita, digamos el que corresponde al equinoxcio
de primavera/otoño. La Tierra pasa por ese punto una vez por año.
Como la masa de la Tierra es bastante grande comparada con nosotros,
podemos asegurar que perturba el espacio-tiempo a su alrededor, lo
curva.
Pero como la masa de la Tierra es pequeña comparada con la de las
estrellas y el tiempo en que tarde en repetir una perturbación,
podemos asegurar que no se genera una onda gravitacional medible.
Para mejorar un poco la comprensión de esto hagamos una analogía,
un poco burda pero útil. Supongamos que en una habitación (también
podría ser al aire libre) tenemos un piano en el cual pulsamos una
tecla levemente cada dos horas. Con esa ejecución no lograríamos
nunca producir una composición que suene a música. Y si pulsamos la
tecla muy levemente, quizás no logremos escuchar bien su sonido. Eso
mismo es que la Tierra pase cada un año por un equinoxcio.
Mejoremos el experimento. Supongamos un sistema de estrellas binarias
(una estrella girando alrededor de otra), compuesto por estrellas
masivas, una de unas cuarenta veces la masa del Sol y la otra unas
veinte veces la masa del Sol. Si observamos la órbita de la estrella
más pequeña y tomamos un punto en particular (el equivalente de un
equinoxio) veremos que la estrella provoca una perturbación del
espacio-tiempo en ese punto mucho mayor que la de la Tierra. Y si a
esto le agregamos que el periodo orbital sea de unos tres meses,
tendremos una perturbación mucho más repetitiva que podría generar
una onda gravitacional más medible que la de la Tierra. Tomando la
analogía del piano, sería como pulsar la tecla con la mitad de la
máxima fuerza que puede soportar y hacerlo cada diez minutos.
Todavía le falta para ser una composición musical pero está mucho
más cerca que el caso anterior.
Mejoremos aún más el experimento. Supongamos un sistema binario de
agujeros negros, es decir dos agujeros negros orbitándose.
Supongamos que uno tiene el doble de masa que el otro (aunque suene
extraño, los agujeros negros tienen masa). Además podemos suponer
que el periodo orbital del más chico es de apenas unas semanas. En
este caso la perturbación es muy intensa y se repite lo
suficientemente seguido como para provocar una onda con todas las
letras, una onda que sea medible. En realidad, y hasta lo que tengo
entendido, los periodos orbitales de los agujeros negros no serían
tan pequeños como en nuestro experimento hipotético. Pero las masas
de los mismos, del orden de los miles de millones de masas solares,
son tan grandes que las pertubaciones del espacio-tiempo son tan
intensas que aunque el periodo orbital fuera de un año terrestre,
estas no alcanzarían a disiparse en un punto antes que el agujero
negro vuelva a pasar por el mismo.
El fenómeno es un poco más complejo y faltan algunos detalles, pero
esperamos que les haya servido para comprender un poco la lógica del
fenómeno y las raíces de la misma.

miércoles, 2 de marzo de 2016
Diálogo en el Laboratorio: Atalanta
Bienvenidos a esta primera entrega de la sección de Literatura. En esta oportunidad voy a compartir con ustedes un cuento que escribí con la intencionalidad de trabajar sobre Ley de Escala y Cuerpos en Equilibrio. Notarán algunas carencias literarias, pero quise compartirlo tal cual lo escribí en ese momento. El objetivo no era realizar análisis literario sino utilizar un disparador motivante. El curso en el cual lo implementé era cuarto año de polimodal con orientación en Comunicación, Arte y Diseño; del viejo sistema.
En esta entrada va la primera parte, la próxima semana presentaré la segunda y última parte. La primera parte del título obedece a la intención de elaborar una obra que titularía "Otros Diálogos en la Física", pero eso es otra historia.
Bien, acá va la Parte I.
Desde que se
había recibido de Ingeniero en Genética y comenzado a trabajar en
el Laboratorio de Servicios Genéticos para la Agro-Industria
(LASGAI), deseaba trabajar en las islas de Las Pequeñas Antillas. En
realidad, el Laboratorio alquilaba (conjuntamente con una empresa de
Tecnología Agroindustrial) una de las pequeñas islas vírgenes,
donde realizaba estudios y experimentos sobre genética aplicada a la
agroindustria.
Se
especializaba en control de plagas agrícolas, pero no sabía bien en
qué trabajaría en la isla. Al llegar lo esperaría el encargado en
jefe de todo el trabajo allí, es decir, la persona más importante
dentro de la isla. Era todo un honor y un reconocimiento ser recibido
así.
-Ingeniero
Manuel Suárez bienvenido. ¿Cómo está usted? –le dijo el Jefe
Polinsky, de origen ruso. –Espero que el viaje en nuestro barco le
haya sido placentero.
-Gracias por
la bienvenida. La verdad que el viaje fue muy tranquilo aunque no
podía deshacerme de las ansias de llegar.
-Me alegro
que lo haya disfrutado. Y le aseguro que su estadía acá no será
tan placentera, le espera un trabajo muy duro. Pero, ahora,
acompáñeme así puede instalarse, ya luego hablaremos de trabajo.
Manuel siguió
al Jefe Polinsky por un pasillo de cemento hasta un edificio adjunto
a la construcción central. No pudo notar si la caminata hasta ahí
fue larga porque en su cabeza resonaban las palabras del Jefe.
Al llegar a
ese edificio fue recibido por Walter Smith, el encargado de personal,
quien lo llevó hasta su habitación.
-Instálese
tranquilo- le dijo –Luego lo esperamos en el comedor.
Su habitación
era pequeña, de unos 3 por 2 metros, pero tenía lo necesario: una
cama, un pequeño guardaropas, mesita de luz, un pequeño escritorio
con conexión de red para su notebook y una silla. El almuerzo fue
ameno y delicioso (pollo frito acompañado de diversas ensaladas),
aunque nadie le adelantó nada de su tarea allí. Si fue presentado
con parte del personal que allí trabajaba. El encargado de la
cocina, José Barzollotti, y el mesero, James Smith (hermano de
Walter); la Jefa de Administración, Sandra O’conor; una
bioquímica, Penélope Aristegui; uno de los ingenieros especializado
en mantenimiento, Robert Maint; el director del laboratorio
específico donde trabajaría, Dr. Ikoe Takawa; y el Jefe de
Seguridad, Luis Méndez.
Este último
lo había mirado como interrogándole, y simultáneamente, como
desafiándole. En ese momento no entendió la particular mirada de
este personaje y lo atribuyó meramente a su rol dentro del
Laboratorio. Luego del almuerzo tenía una hora para descansar y
preparar su material de trabajo, que se reducía a su notebook
cargada de mucha información (lo demás podría obtenerlo en las
instalaciones del LASGAI).
El
Laboratorio se dividía en dos grandes secciones: la de Mejoramiento
de Especies (dedicada a investigar sobre las formas de mejorar las
especies agrícolas) y la de Control de Plagas (dedicada a investigar
las plagas existentes y las formas más efectivas para controlarlas).
En esta última es donde se desempeñaría. Luego del descanso Manuel
debía dirigirse al laboratorio número 4 de esa sección. Al llegar,
lo esperaban el Jefe Polinsky, la Doctora en Genética Laura
Sandoval, quien dirigía la Sección de Plagas, y el Jefe de
Seguridad, Méndez. La cautivadora figura de la Dra. Sandoval lo
mantuvo ausente del lugar y las otras personas por unos segundos,
pero luego reparó su mirada en Méndez y supo que lo que había
sentido antes no había sido casualidad.
El
laboratorio 4 era uno de los más grandes de las instalaciones,
contaba con dos grandes mesadas de trabajo, una de ellas equipada con
un microscopio electrónico, tres computadoras conectadas en red,
varios armarios con distintos materiales y, sobre el fondo, un
espacio de trabajo de campo, algo así como una pequeña huerta que
no solo incluía vegetales de la industria agrícola, también se
observaban algunas plantas típicas de zonas tropicales (reconocibles
por sus grandes hojas). Este espacio estaba separado del resto del
laboratorio por una pared y puerta de vidrio reforzado.
-Siéntese
Ingeniero- le dijo el Jefe Polinsky luego de haberlo presentado con
la encantadora Dra. Sandoval. –Voy a explicarle para qué está
usted acá. Verá –prosiguió- ha surgido un problema interno y
necesitamos de su ayuda.
-¿Problema
interno? –interrumpió Manuel- Explíqueme.
-El doctor
Stefan Hammer estuvo trabajando en este laboratorio por mucho tiempo.
El dirigía un proyecto de investigación basado en la utilización
de “insectos” para controlar plagas. Cómo usted debe saber, la
mantis religiosa es una depredadora natural de los insectos, una
amiga de los productores agrícolas.
-Sí, lo
sabía. En varios lugares del mundo se las cuida para controlar
naturalmente a las plagas de insectos y reducen el uso de pesticidas.
-Cierto, veo
que está muy bien informado. El Dr. Hammer deseaba introducir genes
de la mantis gigante en al mantis religiosa tradicional. Su trabajo
tenía el objetivo de lograr una mantis religiosa algo más grande en
tamaño que atacara y deborara a los mismos insectos que la original.
Una mantis religiosa de tamaño promedio mayor al tamaño natural
tendría un hambre más voraz y, por lo tanto, sería mucho mejor a
la hora de controlar plagas de insectos.
-Suena
razonable e interesante.-Intervino Manuel.
-Sí, y
ciertamente lo logró. Consiguió una mantis religiosa de 9
centímetros de largo en promedio. Esto ocurrió hace un par de años.
Pero su investigación no terminó allí. Esa mantis tenía ciertos
inconvenientes, por ejemplo era híbrida y vivía no más de 8 meses.
Con estas limitaciones se volvía un producto caro para lanzar al
mercado. Por esa razón decidió extender su investigación.
-Y en ese
momento comenzó todo. –intervino la Dr. Sandoval.
Manuel la
miró con intriga, pero rápidamente volvió sus ojos hacia el Jefe
Polinsky, que miraba a la Dra. Sandoval con expresión severa.
-Por ese
entonces –prosiguió Polinsky- El Dr. Hammer tuvo una crisis
matrimonial, su esposa lo abandonó. El quedó muy mal, incluso vino
el director general y le dio tres semanas de vacaciones para que
pudiera recuperarse del mal trago. Lo cierto es que después de eso,
él cambió totalmente, se volvió introvertido, se retrasaba con los
informes de su investigación y, además, estos eran incompletos.
Luego supimos que había estado trabajando en mejorar su mantis,
introdujo los genes que codifican la reproducción en la mantis
gigante y la hormona que produce la enfermedad de gigantismo en los
humanos.
-¡Pero ese
hombre estaba loco!-dijo Manuel totalmente sorprendido.
-Estoy de
acuerdo –intervino la Dra. Sandoval.
-Yo lo avisé,
pero nadie me escuchó –agrego Méndez.
-No perdamos
tiempo en reclamos y sigamos con lo que ahora es muy necesario.
–retomó la dirección del diálogo el Jefe Polinsky –Lo cierto
es que Hammer tuvo éxito, y mucho. Logró una mantis de 4,8 metros
de largo, además de resolver los problemas de duración de vida y de
reproducción.
-¡Eso es una
aberración! –exclamó Manuel.
-Sí, y lo
necesitamos a usted para que nos ayude a terminar con ella.
–concluyó Polinsky.
Méndez, que
no podía contener su enfado por no haber sido escuchado, agregó:
-Debemos cazar a la Atalanta y necesitamos que usted nos diga cual es
la mejor forma de hacerlo.
-¿Atalanta?
¿Qué es eso? ¿Por qué ese nobre? –preguntó Manuel.
-Atalanta era
una deidad griega. La leyenda dice que fue amamantada por una osa, se
dedicaba a la caza y era muy buena, igual que la mantis. Por esa
razón apodamos a esa bestia como aquella deidad.
Retomó la
palabra el Jefe Polinsky: -Méndez es aficionado a la historia
antigua, a él se le ocurrió ese nombre para la mantis gigantesca.
Pero volvamos a lo que nos ocupa. Necesitamos que nos diga si se
puede utilizar un pesticida o deberemos cazarla como cazan tigres en
África.
-Mmmm… Para
utilizar pesticida, primero tendríamos que estudiarla, ver su
genética y sus hábitos. Para cazarla habría que tenderle una
trampa, lo cual es difícil por ser ella una cazadora. Cazarla
persiguiéndola es más difícil, si se ve amenazada atacará
ferozmente o huirá. ¿Pero qué pasó con el Dr. Hammer? Digo: ¿Por
qué no le preguntan a él?
-El Dr.
Hammer ya no nos acompaña. –respondió Polinsky.
-¿Fue
despedido?
-No, fue el
primer almuerzo humano de la Atalanta. –respondió la Dra.
Sandoval.
-Muéstrele
el video. –agregó Méndez.
Inmediatamente
el Jefe Polinsky tomó el teclado de la computadora principal y
procedió a proyectar el video de seguridad correspondiente. En el
mismo se veía como el Dr. Hammer, un hombre de estatura mediana,
hombros anchos y cuarentón, entraba en el espacio del fondo (la
huerta), donde se alcanzaba a ver a la gigantesca mantis dispuesta
como una estatua. Luego de unos segundos, en los cuales el Dr. Hammer
observaba a la “aberración” y tomaba notas, es atacado por la
Atalanta. Las patas delanteras del animal se incrustaron en el
cuerpo del doctor, las fuertes espinas de las mismas no lo dejaban
escapar; mientras tanto, y sin perder tiempo, la mantis comenzó a
devorarlo por el lado derecho del cuello. Luego de casi un minuto de
de ver como la Atalanta devoraba vorazmente a su presa, pudo notarse
como el doctor ya no luchaba y su rostro había desaparecido. En ese
momento entró el ayudante del doctor Hammer, un biólogo joven de
apellido Hasselhoff, que al ver la terrorífica escena accionó el
mecanismo que abría el techo del laboratorio, permitiendo que la
mantis escapara. El techo se podía abrir para permitir que se
renovara el aire y aprovechar las lluvias. El Jefe Polinsky y la Dra.
Sandoval explicaron que, luego de observar el lugar, se podía
deducir que Hammer alimentaba a la Mantis todos los días con
animales pequeños vivos y luego tomaba nota de su comportamiento.
Parecía ser que ese día, la mantis se había quedado con hambre y
por ese motivo atacó al Dr. Hammer.
Luego del
ingrato espectáculo, decidieron que al día siguiente buscarían a
la mantis y tratarían de matarla utilizando redes y arcos y flechas
que había confeccionado Méndez (quién era un hombre muy capaz,
había tenido entrenamiento militar). No podía llevar armas de fuego
a la isla, el control de puerto no lo permitía. Y si de alguna forma
las llevaban, alguien daría aviso a la policía de los disparos y
esta tomaría cartas en el asunto, y esto no sería buena publicidad
para el LASGAI, además de los problemas legales que debería
enfrentar.
El Jefe
Polinsky había ordenado que se llevaran a la isla y se liberaran,
perros, conejos y chivos, para que la Atalanta se alimentara y no
decidiera intentar llegar a la costa. En la zona donde liberaban a
los animales, es donde, al día siguiente, comenzaron la búsqueda
del animal. Al poco tiempo, encontraron a la Atalanta devorando un
pequeño chico, era la misma escena que ver a una mantis gigante
devorando un ratón. Intentaron rodearla, pero gracias a sus ojos
compuestos estaba alerta de todos los movimientos. Por ello escapó
dando un gran salto y ayudándose con sus alas. Pronto se perdió
entre la maleza. Sin perder tiempo, la comitiva de cacería se
dirigió hacia la zona a la que la mantis emprendió fuga.
Unos 40
minutos después, se habían repartido un poco para abarcar más
terreno y reducir el tiempo de búsqueda. Manuel ya se había
asombrado de ver la majestuosidad de aquel animal antinatural, pero
lo que iba a presenciar le helaría hasta lo más profundo de su
espíritu. Entre dos palmeras que se encontraban a su espalda, cuyos
troncos estaban cubiertos de maleza, se lanzaron las patas anteriores
de la mantis, como lanzas mortales, incrustando sus espinas en el
cuerpo de Javier Feldman, uno de los agentes de seguridad. El joven
miró a Manuel con los ojos llenos de terror, mientras era arrastrado
hasta la mantis. En tan solo un segundo, la Atalanta asestó sus
mandíbulas en el cuello de Javier. Manuel reaccionó con gritos de
auxilio, pero ya era tarde, la Atalanta había mordido y devorado la
yugular de su presa. Todos corrieron con gritos de guerra y lanzando
flechas hacia el animal, pero fue en vano. Cuando la mantis se vio
amenazada, huyó tan rápido como lo había hecho antes. El jefe
Polinsky y Méndez coincidieron en ordenar que todos volvieran a las
instalaciones del LASGAI.
Licencia: Diálogo en el Laboratoro: Atalanta por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Licencia: Diálogo en el Laboratoro: Atalanta por Rubén H. Cortez C. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)